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DISPONIBLE un dibujo enfermo
Intervención a pared, av. 30 con cll.72, 5,6 x 2 mts, 26 julio 2007 de 5:35 a 8:15 PM

Ese jueves salimos a andar en círculos, con la certeza de no ir a ningún lado, solo andar. De nuevo “como por inercia”, sin ninguna intención de variabilidad, con la mecanización de un acto repetitivo. El resultado, pese a la mala leche, fué satisfactorio y nos despedimos con la sensación del trabajo (abstracto) cumplido. Algunos días después llegan imágenes de una segunda intervención, unos dibujos de unos “chinos maricas” sobre la capa con la cual nosotros ya habíamos cubierto el dibujo de alguien más. Talvez estos “chinos” consideraron irrelevante nuestra intervención y trataron de descalificarla adicionando una nueva capa de información encima: “Prom. 2008”.

Dibujar en la calle o para la calle es darse a la posibilidad, como en el primer ejercicio de ser mal-interpretado, o como en el segundo ejercicio de ser menos-preciado. Pero es en cualquier caso, darse la posibilidad de decir algo, que como información puede no ser tan claro que como simple gesto: se trata de llevar nuestras preocupaciones a un contexto público; incorporar nuestras preguntas como individuos a un contexto no predispuesto, a un contexto desinteresado que las interpreta según sus propios códigos.

Los riesgos que corre un dibujo pueden ser relativos según la idea-dibujo: el deterioro o el vandalismo puede ser un caso grave si la idea que está detrás es asociada a aspectos de conservación e inmortalidad de la imagen y su respectivo “genio-creador”. No obstante, al pegar un dibujo en la calle, como es nuestro caso, este aspecto es desdeñado casi por completo, sin que esto sea un desprendimiento de la idea de reconocimiento, pues un dibujo también es una forma de información; y como dibujo es una forma de información visual asociada generalmente, en este contexto, con cierta estrategia publicitaria (acordarse del primer ejercicio “No usar suavizantes ≈ estrategia insuficiente”).

El deterioro descontrolado y el vandalismo son graves distorsiones de “la estrategia”, que además de insuficiente resulta fácilmente distorsionable. Además lo que nos resulta molesto de la idea de “vandalismo” es el irrespeto por “lo otro”, pero hay que reconocer que esta idea sólo deviene cuando “lo otro” es lo mismo que “lo mío”. De lo contrario seguramente no nos referiríamos a esta nueva capa de dibujos como “vandalismo” sino como “forma de expresión de un grupo urbano” o cualquier cosa parecida.

La pregunta es sobre el papel de las (¿varias?) intervenciones de AA en medio de una sucesiva capa de diversas intervenciones: El dibujo de AA que trata de “paliar con su medianidad”, ahora, trata además, de sobreponerse (a la errática pretensión de “imponerse” a “lo otro”) a su propio desvarío.

texto Frey Español Rairán













1 comentario:

Anónimo dijo...

Comparto ideas, como el hecho de encontrar dos características tardías del trabajo, lo de mal-interpretado y menos-preciado, porque de alguna forma ayudan a darle una dirección al trabajo, es decir, a partir de estas experiencias podemos ir desglosando ciertos componentes no tan evidentes. Con la mala interpretación se asume la necesidad de una actitud política, con lo menos preciado se hace conciencia de ese -otro- del que habla y con quien en el mejor de los casos podría llegar a haber una conversación gráfica y en el peor de los casos (prom 2008), tener el poder de re-utilizar esa información y jugar con lo que da ese otro.
No estoy de acuerdo con aquello de que nuestras ideas aparezcan con el adjetivo de "simples", porque eso quiere decir que comenzamos a desaprobarnos ante nosotros mismos; nuestras ideas son importantes porque son las que nos hacen levantar todos los días y permitirnos creer en algo grande, son las que nos impulsan a vernos los jueves y a pegar rosetones en puentes. Irrelevantes, sí; por ello grandiosas.

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