por Cristian Prieto y Gimena Zambrano
Me contacté con el organizador de la Bienal del barrio Venecia para pedirle una información, me presente, le comente lo que estaba haciendo y de paso tantear que posibilidades tenia de realizar una actividad paralela al evento, me respondió –si claro, hable con nosequiensito-. Mira, nosotros hacemos esto y pensamos… -uhm, muy interesante. Vale, que tal si lo dejamos para el cierre?- nos parece bien –pero ¿Qué necesitan para desarrollar la actividad? Todo corre por cuenta de ustedes- uhm, bueno.
En el afiche que diseñamos invitamos a personas del sector para que asistieran a una charla en la que les ofreceríamos nuestros servicios como decoradores; el respaldo más grande fue el que nos brindo el presidente de la junta de acción comunal, Don Alirio, que nos presento con algunas personas del barrio para invitarlas personalmente. Solo asistió una persona, Doña Claudia, que acepto nuestra propuesta y nos ofreció un pequeño espacio para decorar su miscelánea. No sabemos que paso en las visitas que posteriormente hicimos a su negocio para concertar motivos y comenzar a trabajar, pero ella empezó gradualmente a perder el interés por la actividad y se distancio haciéndonos la promesa que nos enviaría por correo la idea que ella imaginaba para decorar su lugar de trabajo.
Nos cansamos de esperar, en las pocas veces que charlamos ella nos sugirió que le gustaban las mariposas, los paisajes y también nos comento que extrañaba a su esposo, que está fuera del país. Al final lo que tratamos de recrear fue una historia de amor, la misma que Raimond Chaves documentó anecdóticamente en su periódico Hangueando. Llevamos su historia a otro plano, una pared de la calle, tratando de articular sus deseos Color de rosa, no un momento; emprender una labor de arte público implica pasar por una serie de sacrificios y desaguisados: descubrir que los intereses actuales de la bienal con su entorno demuestran pereza y abandono, que la búsqueda de dialogo con las personas resulta ser una expedición inopinada, no dejar de sentir miedo y terminar frentiando al presunto dueño de una pared que da hacia la calle para posteriormente sacarle una sonrisa, después de decirnos –¡con que derecho ustedes tienen permiso de hacer eso ahí! - .
Los registros señalan que la mayoría de actividades desarrolladas en el espacio público concluyen satisfactoriamente, Color de rosa conlleva un resultado contrario que enmascara cierto fracaso; los discursos no implican solo cambiarlos de sitio, tampoco existen garantías que hagan de nuestras perspectivas intenciones más nobles o que nos mantengan en la jugada según el comportamiento que demuestran las practicas artísticas contemporáneas, este tipo de iniciativas requieren de un presupuesto escasamente cuantificable que necesariamente tiene que cimentarse en actitudes desinteresadas.
ENTRE EL LÍMITE, tierra de nadie
Longos 1994, Hugo Zapata. Esculturas en lámina de hierro, 30 metros de largo.
Decidimos salir a intervenir el costado de una pieza de todo el conjunto de tres esculturas del artista Hugo Zapata, efigies de forma piramidal que aparecen como una proyección en perspectiva por la calle 26 con carrera 50 en la ciudad de Bogotá. Nosotros casi con la misma intención que describe esta reseña publicada por el museo de arte moderno para su exposición en el 2007 emprendimos también una tarea: Cuando Hugo Zapata sale al jardín de su casa-estudio en Medellín y observa las piedras que serán intervenidas por él, siente el reclamo de que durante años han estado allí sin ser transformadas en signos de huella y memoria o de lo sagrado y lo ritual, con ese carácter lírico y primigenio que les imprime al convertirlas en esculturas.
Cuando salimos a la calle sentimos una intensidad, el reclamo de que durante años las cosas o las situaciones han estado allí sin la obligación de ser consideradas y transformadas. Sabemos en un principio que desarrollamos una empresa de lo incierto, en primera medida porque la acción pudo o puede estar sentenciada por un delito que esta señalado como vandalismo y detrimento a monumento publico; en segundo lugar las acusaciones no son judiciales sino éticas, que y como lo hacemos ¿arte? Y en último lugar el reclamo es de tipo conceptual, que tipo de intervención se desarrolló, intervención a monumento que conmemora la vida de una cultura joven o intervención a espacio publico que señala, cuestiona y activa un espacio especifico de la ciudad(1).
Entre el límite representa estar al borde de todas estas situaciones, no propiamente entendida como una posición en la que fácilmente podemos escabullirnos en la noche para hablar de una intención con un principio artístico, entre el límite es trabajar en ese costado de la pirámide en el que nos sentíamos menos vulnerables y visibles, dibujando líneas ondulantes que parecen muchas cosas, todas o las que ustedes quieran; entre el límite es permanecer en tierra de nadie ¿lo público? no lo se, lo importante es tener la determinación para empezar a habitarla, hay que aprovechar la coyuntura en la que todos dudan y en la que se pretende permanecer de cualquier forma menos expuestos.
1. Vanegas, Carolina. Bogotá: Reflexiones sobre arte publico 2006.
Gimena Zambrano León y Cristian Prieto