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Sobre la superficie*

De atrás para delante, intentándolo tan sólo un poco.

Delante,
Venía de un canal de televisión a otro y me detuve en un especial de Mark Rothko que estaba presentado Film & Arts. Rothko ha despertado mi interés por el color field y los formatos monumentales, por lo que me quedé viendo el documental. En un paneo alrededor de la sala, la cámara se deslizó por el borde de una pintura, ese costado regularmente de tres o cuatro centímetros de ancho y que dentro del área total de la superficie algunos pintores no tienen en cuenta. Nunca he tenido la oportunidad de ver un Rothko más que en catálogos, revistas y libros de historia pero desde el día del programa de tv me he sentido incómodo tan sólo por haber visto ese borde, porque pareciese que desde ese ángulo tan magnas atmósferas fueran unos simples vapores. Estructuralmente he tenido dificultades para entender como un espacio tan vasto y teñido con tal densidad puede ser soportado por ese hilo tan delgado –el límite- que separa la realidad de un acto creativo.

Soy de los que consideran que la pintura, hoy desborda el plano bidimensional y la subjetividad del artista pues conceptualmente la imagen deviene del fondo y se entrelaza con la realidad en su estructura compositiva, en los contenidos, en los materiales y en las superficies, convirtiéndola, de alguna manera, en una construcción más próxima al desarrollo del imaginario colectivo que el individual.

En la mitad de un Sándwich,
Alguien pregunta que cuál es la ruta para llegar al ÉXITO y le responden que agarre un bus que se vaya directico por la sesenta y ocho. Es curioso que rutas que vienen de la periferia de la ciudad tengan como destino de llegada el ÉXITO, del punto A al punto B la ciudad cambia de panorama como también nuestro parecer. Imagino que para Turner como para muchos otros, ir de un lugar a otro dentro de esa máquina a vapor les cambio (también) el parecer, como la forma de percibir el mundo. Análogo al motor, la superficie de la imagen empieza a sufrir de las combustiones y el pigmento parece que brotara de los poros de la tela, dejando de ser esa materia hábilmente manipulada por el artista que mezcla y produce efectos ópticos, para manifestarse física y contenedora de la fuerza y tiempo de su verdugo. –¿y ahora como sigo chicuelos?-.

Voy a tratar de describir un efecto de cámara que desarrollo Alfred Hitchcock, a un mismo tiempo y velocidad, la cámara va en dirección del objetivo y el zoom se va alejando simultáneamente, visualmente el espectador pareciera que fuera inducido a la imagen a su vez que el fondo se le va viniendo mientras observa un punto fijo. En este punto más o menos podemos reconocer, separar y diferenciar la superficie de la imagen.

Atrás,
El camino más próximo por donde transitamos cuando nos dirigimos al concepto de pintura es ese que seguimos motivados por una luz clara, como la que desprende un recuadro al final de un pasillo y que reconocemos como una ventana. A los límites que contienen tal intensidad se les ha considerado como la ventana renacentista, que es esa película de óleo emparejada sobre una superficie y que virtuosamente conforman una imagen de la realidad. Para el artista la superficie es esa ventana, que sólo filtra la luz y que no deja ver más que un espacio en blanco. En cambio para el espectador, la imagen es la ventana que lo separa de su realidad -un pasillo estrecho y oscuro- de un complejo mundo exterior.


*texto enviado por Cristian Prieto el miercoles 22 de agosto de 2007, 7:46pm

1 comentario:

Anónimo dijo...

Antes, en-medio y después de la superficie

Es raro que cuando empezamos a pensar en hacer intervenciones/dibujos para la calle, Gimena enviara una infografía, de la cual yo rescate la idea de medianidad (ver el texto no usar suavizantes) y por otro lado, halla quedado pendiente trabajar otra idea latente en esos -ya agotados- discursillos contraculturales: la idea de límite, y de frontera.

En el texto sobre la superficie queda clara una posición conciente de la estructura de la superficie, como una organización compuesta (de un delante, en-la-mitad-de-un-sándwich y atrás). Esta organización por capas (característica de los dibujos de AA+) que, como ya había escrito: funciona como una sucesiva sobre-escritura, cuyo mensaje queda a la espera (...), es también una organización limitada (AA+ Ltda.).

A veces creo que así como aprendemos cosas, hay tiempos en que debemos olvidarlas, como capas sucesivas algunas con una opacidad cero, para que dejen ver lo que esta atrás; hay momentos en que ciertas ideas deben borrarse de la memoria para darle paso a otras más fuertes. Lo que intento pensar con este escrito no es tanto las ideas que se borran o las ideas fuertes, sino la periodicidad del ciclo conceptual: ¿Cuándo una idea es más fuerte que su predecesora?, ¿en qué momento un pensamiento se agota y otro robustece?

Aunque el borde de una pintura sea desdeñado por algunos, siempre marca el límite de la superficie, y se puede tomar como una herramienta compositiva o como una imposibilidad: como una frontera de un espacio bidimensional. Cuando se empezó a pensar en intervenir la (superficie de un territorio) calle, se pensó también en lo fronterizo (idea de planificar las intervenciones sobre un mapa de vías principales de la ciudad). Ahora, a un poco más de un mes, después de la primera intervención urbana, entiendo que: “rutas que vienen de la periferia (de la ciudad) tengan como destino de llegada el ÉXITO, del punto A al punto B cambia el panorama como también nuestro parecer”; cambia el énfasis que ponemos en nuestras ideas a medida que gastamos el tiempo en movernos, por ejemplo, de Kennedy a la 116 con Boyacá (30 min. en carro), o más allá, de Bogotá a Medellín (¿10 horas por tierra?).

PD: hay que seguir intentándolo, así sea, ¡tan solo un poquito no-más!

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